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"Nos hemos separado del mundo rural"

Lorena Castillejos es Doctora en veterinaria por la UAB, y actualmente es Directora técnica e investigadora del Servicio de Nutrición y Bienestar Animal (SNIBA), además de profesora asociada del Departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos. Hemos querido hablar con ella  para cononocer con mayor detalle cómo trabajan desde SNIBA para generar conocimiento que se pueda transferir al día a día de las empresas.

¿Cuándo se crea el SNIBA?

LC.- Hace unos 14 años varios compañeros y compañeras, investigadores del departamento de Ciencia Animal y de los Alimentos, ya teníamos la idea de que era necesario fomentar la transferencia de conocimiento al sector de la nutrición, el manejo, la producción y el bienestar animal. Es entonces cuando, de la mano de Acción, SNiBA-UAB se consolida y la Generalitat de Cataluña nos acredita con el sello TECNIO, que identifica a los grupos de investigación que participan en el proceso de transferencia de tecnología y conocimiento.

¿Existen otros SNIBA?

LC.- Cataluña está llena, pero no con la misma temática. Es decir, Acción ha acreditado diferentes grupos de investigación con el sello TECNIO que hacen transferencia de conocimiento (alrededor de 60) pero en nuestra especialidad, que es la nutrición y el bienestar animal, somos los únicos en Cataluña.

¿Qué beneficio aporta hacer investigación y transferencia en nutrición y bienestar animal?

LC.- En estos momentos, yo te diría que es fundamental. Vivimos momentos muy delicados para la ganadería y para la población mundial. En nuestro país tenemos unas necesidades concretas, pero a nivel mundial la FAO nos dice que en 2050 tendremos un tercio más de población a quien habrá que alimentar. Por lo tanto, como veterinarios tenemos la responsabilidad de cuidar mucho la ganadería para poder alimentar a esta población. Por eso nuestro objetivo en SNIBA es lograr una ganadería sostenible.

¿Cómo definirías la ganadería sostenible?

LC.- Una ganadería sostenible implica varias dimensiones: es una ganadería competitiva y sostenible económicamente, pero también lo es medioambientalmente, reduciendo u optimizando recursos de todo tipo (desde los ingredientes que comen los animales, a los residuos que generan o a los tratamientos como los antibióticos, etc.), y por supuesto también debe ser sostenible desde el punto de vista del bienestar del animal y del ganadero. Pero tampoco podemos olvidar la sostenibilidad desde el punto de vista de la calidad y seguridad del alimento, que nos puede ayudar a mejorar la confianza del consumidor que a veces hemos perdido.

Y esto, ¿es sencillo de conseguir?

LC.- No siempre lo podemos tener todo y en el mismo grado. Por ejemplo, ¿queremos que las vacas pazcan? De acuerdo, con este sistema las vacas contaminan más. ¿O queremos alimentar a toda la población mundial manteniendo el medio ambiente y el bienestar de los animales? Entonces tenemos que hacer una ganadería más eficiente que cuide tanto del bienestar de los animales como del medio ambiente de manera equilibrada.

 

Para el ganadero los animales son su vida, y él es el primer interesado en que estén bien porque, de otro modo, no producirán bien.

 

¿Cómo trabajáis en todas estas dimensiones desde SNIBA?

LC.- Cuando hacemos alguna modificación tanto en la nutrición como en el manejo o en el bienestar de los animales, siempre buscamos que haya un equilibrio entre las tres dimensiones. No podemos hacer una cosa que perjudique otra.

¿Qué piensa de todo esto la ciudadanía?

LC.- Existe un desconocimiento muy grande, y es que nos hemos separado del mundo rural. Yo misma: a pesar de trabajar en ello, no vivo en el día a día en el mundo rural. No palpamos lo que es la ganadería real y el hecho que el ganadero está para cuidar de sus animales. Hablamos de explotaciones, que es una palabra que deberíamos dejar de usar porque no nos ayuda a entender la realidad. Para el ganadero los animales son su vida, y él es el primer interesado en que estén bien porque, de otra manera, no producirán.

¿Qué proyectos desarrolláis en vacuo de leche?

LC.- Hacemos muchos estudios con productos e ingredientes para mejorar la eficiencia nutricional, pero también modificando las condiciones de producción, el sistema de alojamiento, el manejo de la alimentación donde buscamos mejoras productivas y también mejoras para la salud y el bienestar del animal. Muchas veces cuando mejoramos la eficiencia nutricional también estamos reduciendo el impacto de la ganadería sobre el medio ambiente, por ejemplo, reduciendo el nitrógeno que la vaca excreta o el metano de los gases. En estos momentos también estamos desarrollando mucha investigación usando tecnología, lo que se denomina ganadería de precisión, intentando que la monitorización continua y automática de los animales nos permita mejorar su salud, bienestar y producción.

¿Cuál es vuestra relación con ALLIC?

LC.- Colaboramos para desarrollar varios proyectos como, por ejemplo, uno sobre la cama de compost: hay mucha ganadería que está cambiando el típico cubículo por una cama caliente de compost, que es degradación de materia orgánica. Cuando el animal sale a ordeñar, el ganadero tiene que airear esta cama para que se oxigene, de esta manera las bacterias aeróbicas se comen toda la materia orgánica y lo dejan seco y caliente. Este sistema es más amplio, blando y confortable por la vaca, y se ha demostrado beneficioso para el bienestar del animal y el aprovechamiento de las deyecciones. En proyectos como este, Allic es una fuente de información que nos permite realizar la investigación, y en otros hemos sido partners.

Es el caso de Smartfarm, ¿verdad?

LC.- Sí. Smartfarm es un proyecto con fondos de financiación europea destinados a investigación sobre los grandes desafíos de varios sectores, y Allic ha sido partner. En nuestro caso, preguntamos al sector ganadero qué retos tenía por delante y uno que identificamos como transversal era la tecnificación de la ganadería. Sobre esta base empezamos a buscar cómo la tecnificación podía ayudar a la competitividad y sostenibilidad de la ganadería catalana. Durante cuatro años hemos trabajado en granjas con diferentes sistemas tecnificados (ambiental, alimentación, control del crecimiento, comportamiento…) para buscar herramientas validadas que hicieran el trabajo más eficiente, que evitaran el estrés para el animal y que permitieran tener un control continuo del crecimiento del animal y de los posibles problemas de salud y bienestar.

 

Estamos desarrollando mucha investigación usando tecnología, lo que ahora se denomina ganadería de precisión. 

 

¿Me puedes poner algún ejemplo?

LC.- Pues imagina un robot de ordeñar que aporta flexibilidad al trabajo del ganadero y permite a la vaca ordeñarse cuando ella lo necesita, que mediante sensores de presión o por infrarrojos nos aporta muchos datos productivos que permiten tomar decisiones (priorizar el acceso a animales en pico de lactación, decidir dar más concentrado a las vacas más productoras…). También nos permite conocer la actividad de los animales para detectar el celo o en un futuro predecir posibles enfermedades debido a su comportamiento.

¿Y qué papel ha jugado ALLLIC en este proyecto?

LC.- Hemos trabajado juntos y nos han facilitado su base de datos, más de 80.000 registros de controles lecheros de varios años, y nosotros hemos correlacionado la información para encontrar biomarcadores que permitan prevenir o detectar precozmente enfermedades como la cetosis.

¿Qué retos tenemos por delante en la tecnificación de la ganadería?

LC.- Yo creo que hay carencia de personal cualificado: necesitamos formar y capacitar profesionales en relación al uso de las tecnologías digitales, profesionales que ayuden al ganadero y al sector en general. Necesitamos especialistas en recogida y análisis de datos de todo el proceso productivo. Y también nos hace falta un entorno facilitador para luchar contra la brecha tecnológica: los ganaderos necesitan de un asesoramiento técnico independiente para conocer las nuevas tecnologías. Por otra parte, la tecnología que llegue al mercado debe estar validada a nivel de campo, no de laboratorio. En resumen, necesitamos tecnología más asequible, probada y validada. Y como gran reto de futuro tenemos la disponibilidad e integración total de los datos para poder sacarles provecho.